Lo que pasó...
El día 18 de abril, en la sesión del Consejo Directivo, órgano máximo de gobierno de nuestra facultad, un grupo de estudiantes la interrumpió intencionalmente, luego de que los consejeros no dieran tratamiento sobre tablas a un asunto que se estaba discutiendo en comisiones. Integrantes de las agrupaciones Enrique Barros y múltiples agrupaciones troskistas irrumpieron violentamente, increparon verbalmente a los consejeros, no permitieron siquiera exponer o explicar los argumentos políticos de quienes no estaban de acuerdo con los suyos y amenazaron con una toma si el Consejo no llevaba adelante la voluntad de la "asamblea". Este mecanismo de protesta se viene repitiendo desde hace tiempo, se ha incrementado desde el contexto de toma del año pasado y no ha mermado desde entonces. Esto tiene como consecuencia que los demás proyectos que se están discutiendo en el directivo se dilaten, no sean discutidos, y en última instancia, queden congelados durante meses. Además, esto hace que toda la actividad cotidiana del consejo, que incluye designaciones de docentes, de ayudantes alumnos, ejecución de partidas presupuestarias para la compra de insumos, entre otras cosas, no pueda llevarse adelante. En otras palabras, la facultad no puede seguir funcionando.
Lo que viene pasando...
El asunto que este grupo de estudiantes utilizó como excusa para las múltiples agresiones y la interrupción de la sesión, es el pedido de un recuperatorio más para los beneficiarios de la beca de apuntes. El año pasado, en base a la presentación de un proyecto de dOs puntOs, se quintuplicó el presupuesto de becas, previendo además becas para estudiantes de artes y trabajos de campo. A pesar de que el proyecto avanzaba en múltiples aspectos, en aquel momento, muchas organizaciones estudiantiles -entre ellas, el Andén- quisieron interrumpir la sesión para que no se aprobara. Hoy, se arrogan la victoria del proyecto y lo reconocen finalmente como un avance.
La responsabilidad de la implementación de este proyecto la tienen la Secretaría de Asuntos Estudiantiles (SAE) y el Centro de Estudiantes, en este caso, sólo la conducción (El Andén). Ellos establecieron fechas tardías para la convocatoria (mediados de abril) y no definieron criterios todavía para otorgar las becas de materiales y trabajos de campo. La conducción no sólo dejó afuera de la discusión a las demás organizaciones que participamos del Centro de Estudiantes, sino que ni siquiera tuvo al capacidad de llevar adelante la gestión del Fondo, ya que hasta ahora ni siquiera han definido criterios para las becas de materiales y trabajos de campo.
Como la convocatoria a las becas de apuntes fue planteada después del inicio del cursado, las agrupaciones arriba citadas impulsaron el proyecto de una fecha más de recuperación, arguyendo que quienes eran beneficiarios de la beca no habían podido comprar sus apuntes a tiempo para rendir el primer práctico.
Un escenario simplificado
El problema de este pedido radica en que está basado en la construcción de un escenario falaz, construcción arbitraria de la realidad que se basa en un planteo abstracto. Esto, en medida en que la beca es una apuesta de inclusión social para los y las estudiantes, pero que de ningún modo cubre la totalidad de los gastos en apuntes para una cursada promedio. La Enrique Barros junto a organizaciones troskistas dicen instalar el conflicto en nombre de aquellos compañeros que han dejado la facultad por no haber podido rendir su primer práctico. Sin embargo, estos compañeros no se han acercado con este reclamo ni a las cátedras, ni al CEFFyH, ni a las escuelas o departamentos. Este escenario se monta, además, como si no existieran la biblioteca, la biblioteca de apuntes, los apuntes digitalizados y las computadoras de la facultad, y sobre todo la solidaridad entre compañeros. Es decir: actúan como si las becas fueran la única solución de un problema unidimensional y simple. Se arrogan la soberanía de “permitir” o “impedir” que el Consejo funcione, en la medida que responda a su voluntad. La verdad es que no quieren dialogar en nada y sólo buscan la acumulación del conflicto.
Un escenario que nos demanda mucho trabajo
Nosotros sabemos que los problemas de inclusión y permanencia en nuestra Universidad Pública son complejos y estructurales, y no se resuelven con una beca de apuntes, aunque apostemos a ésta como una medida importante. Sabemos que hay muchas otras becas que otorga la Universidad para quienes más la necesitan. Sabemos que ésta es la única facultad que otorga un porcentaje de su presupuesto para becas de apuntes; en las demás, es el centro de estudiantes el que garantiza las becas. Sabemos además, que somos la facultad con políticas más avanzadas en términos de inclusión y permanencia. Sabemos que queda mucho por hacer, y esto es una lucha de todos los días. Sobre todo, quienes luchamos diariamente para transformar de verdad las condiciones de cursado, sabemos que es necesario trabajar sobre la realidad, no simplificar los problemas, dialogar con nuestros compañeros, y especialmente no cerrarse en un absurdo “todo o nada”, que en última instancia redunda en más derrotas que victorias. Quienes verdaderamente necesitan que las cosas cambien saben muy bien esto; sólo una clase acomodada que no padece los problemas que pregona puede darse el lujo de rechazar las mejoras paulatinas que se van estableciendo.
Pero luchar el día a día no nos distrae del horizonte: vamos, seguimos trabajando, por una Universidad gratuita, masiva, pública y al servicio del pueblo.
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